jueves, 26 de marzo de 2015

La Divina Misericordia



    El Domingo, 27 de Abril del 2014, fue el día de La Divina Misericordia, aquel día recibimos gracias muy especiales, donde dos grandes Papas: Juan XXIII y Juan Pablo II, fueron canonizados Santos por nuestro querido Papa Francisco en con celebración de nuestro Papa Emérito Benedicto XVI.

   El llamado de la Misericordia está siempre presente en nuestras vidas y el mensaje es que vayamos confesados a Misa, que es la única manera en que Jesús perdona nuestros pecados para que participemos en la Santa Comunión y logremos nuestra reconciliación con Dios Padre. Es el Señor que nos toca en el estado más bajo de nuestra vida, que cuando pensamos que no somos merecedores de su perdón, pero si nos arrepentimos sinceramente y cambiamos, logramos ser atraídos por Él, observando que la opinión que Él tiene de nosotros es mucho mejor de la que tenemos de nosotros mismos, llamándonos a que nunca renunciemos a ser grandes. Oremos a Jesús para que las gracias que vienen del cielo siempre vayan a nuestra familia, a los prójimos que más queremos, a los que no conocemos y también pidamos una gracia especial por la conversión del mundo entero.

   Como dice nuestra hermana Santa María Faustina: “esta es la última tabla de salvación de nuestro amado Dios que nos ofrece a su hijo redentor para librarnos del fuego del infierno”. Muchos de nosotros conocemos el Evangelio y no lo aplicamos a nuestra vida, pero otros sin conocerlo lo cumplen y lo aplican en sus vidas, por lo cual, tienen más mérito que los hijos de la Iglesia. Es el grito silencioso que sale de nuestro corazón, diciendo: ¡Santo temor de Dios debo tener!; porque andamos como locos pecando, sabiendo que esta mal hacerlo, es la tentación de la atracción del abismo, que si permanecemos mucho tiempo al filo del mismo, en cualquier momento caeremos definitivamente, perdiendo inevitablemente nuestra salvación.

   La Fiesta de la Divina Misericordia, a petición de nuestro amado Jesús a Santa Faustina, se celebra el primer Domingo después del Domingo de Pascua. La explicación del mismo Jesús fue la siguiente: "Las almas mueren a pesar de mi Dolorosa Pasión... Si no adoran Mi Misericordia, morirán para siempre" (Diario, 65). El mismo Dios actúa y quiere salvarnos, hemos visto su inspiración divina a nuestro Papa Francisco, anunciando la celebración de un Año Santo extraordinario, el Jubileo de la Misericordia, el cual  se iniciará el 2015 con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica Vaticana durante la solemnidad de la Inmaculada Concepción (8 de Diciembre) y concluirá el 20 de noviembre de 2016 con la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo.

   Finalmente, ¿Qué podemos hacer nosotros los pecadores para salvarnos?, pues la respuesta es que debemos aprovechar estos tiempos de la Misericordia, “Dios rico en misericordia” (Ef 2,4); donde un instrumento importante dictado por Jesús a Santa María Faustina es el rezo de la Coronilla de la Divina Misericordia, que utilizando el rosario, en las cuentas del Padre nuestro se reza de la siguiente manera: Padre eterno, yo te ofrezco la sangre, el alma, la divinidad de tu amadísimo hijo, nuestro Señor Jesucristo, en propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero; y en las cuentas del ave María se pronuncia lo siguiente: Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero; después de recitar la quinta decena se termina repitiendo tres veces con: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.
   Promocionemos la Evangelización y la Misericordia de Dios con la ayuda de nuestra Madre la Virgen María, diciendo con fe:
                                                     Jesús, en ti confío.


Por intercesión de Santa María Faustina Kowalska