domingo, 24 de mayo de 2015

Los Amigos silenciosos


   Cuando me pongo a pensar quiénes serían los amigos silenciosos, automáticamente me viene a la mente los libros leídos durante toda la vida, ellos siempre permanecen pacientes sin reclamar nada a cambio cuando los dejamos de leer por un tiempo, pero cuando retomamos las lecturas, nos llenan el alma con algún mensaje o respuesta que buscamos en algún momento de la vida, quedando impresos en nuestra mente lo que el autor del libro quiere enseñarnos.

   La relación lectora con los libros leídos, fue mayormente desde el año 2013 hasta la fecha, debido a que en años anteriores, los iba acumulando en mi estante con las compras que hacía en librerías o ferias de libro que visitaba, los tenía como si fueran adornos, sintiendo que me miraban estáticos como diciendo ¿Cuándo nos leerás?, como si fuera un amigo paciente que siempre nos espera a la salida de algún lugar sin reclamar nada por nuestra demora.

   Pero como todo en la vida, los libros son como las personas que nos cruzamos en el camino, que a veces pueden aportar mucho a nuestra vida, pero en cambio otros pueden corromper nuestra mente con lecturas no muy convenientes para nuestro desarrollo intelectual; mientras otros sí son muy didácticos, enseñándonos algún conocimiento en particular que no poseemos. Esto me lleva a  pensar que debemos ser en algo selectivos con las lecturas que nos ofrecen y sólo seleccionar aquellas que nos puedan ayudar a crecer en la vida.

   El lugar indicado para buscar estos amigos silenciosos es la biblioteca, que es un ambiente acogedor y silencioso, que cuando uno entra en ella, nos invita a tener una lectura mental para no interrumpir a los nuevos amigos que se van conociendo (entre lectores y libros), donde algunos libros varían de antigüedad, llegando a tener decenas de años, que no por ello pierden esa capacidad de alegrar el corazón y deleitarnos con imaginar un mundo de fantasías donde lo imposible se hace realidad.

   Es así, que en ese diálogo amical que se convierte en una lectura que no cansa el corazón, podemos empezar varias veces a leer cuando no la entendimos desde un inicio y parece que cuando la repasamos varias veces, una riqueza escondida va apareciendo entre las letras donde va fluyendo algo nuevo a nuestra mente, forjando ese conocimiento y haciendo que el intelecto busque ese infinito misterioso en nuestro interior que hace que crezcamos como personas bien formadas en valores y principios.

   También los libros van viniendo al mundo como una especie de nacimiento mágico, donde los libros de una época se van mezclando en el universo de las ideas de otra generación de libros, formando nuevos conceptos que van plasmándose y enriqueciendo con el buen conocimiento que aporta a nuestra existencia, como si existiera una dependencia intelectual entre el lector y el libro que busca trascender en la vida. 

   Por lo tanto, cuando envejecemos, estos libros serán buenos amigos que nos acompañarán por el resto de nuestra vida, solo si los cuidamos como debe ser, es decir, cuidándolos para que sus hojas no se dañen o forrando sus tapas para que se conserven, por que no solo serán nuestros amigos, sino que también serán amigos silenciosos de las próximas generaciones, las cuales estarán muy agradecidas por haberlos compartido. Finalmente, los buenos libros son como estrellas que iluminan al mundo; reflejando la luz, el camino y la verdad que nos llevan al primer escritor del Universo, que es nuestro Creador, para estar con Él por toda la eternidad.

Relación de libros leídos...