sábado, 21 de enero de 2017

La dependencia a las cosas materiales


   La semana pasada perdí mi celular, no quiero nombrar la marca, pero era un buen smartphone, se convirtió en mi compañero en los momentos de ocio, el cual lo usaba para instalar varias aplicaciones (App’s) dedicándole la mayor parte de mi tiempo a crear videos, gifs, memes, chatear, publicar en redes sociales entre otros.

   Cuando lo perdí, tuve la sensación de vacío, como que había perdido algo valioso, que más por el valor económico era el valor de toda mi información personal almacenada en el dispositivo, como que una parte de mi vida se fue en el celular y me di cuenta que había generado una dependencia tal vez emocional a un objeto inerte.

   Esta dependencia se convirtió en una relación cómplice con un “amigo” que conoce mis secretos profundos como las fotografías que almacenaba, los audios que grababa, las lecturas de artículos a las que accedía, las llamadas que realizaba, las creatividades que realizaba entre otros, es decir ponía una confianza total en el smartphone.

   Esto me lleva a reflexionar cuan dependientes estamos de las cosas materiales que compramos, siempre queremos llenar algún vacío interno a través de ellos, como menciona en la Santa Biblia Timoteo 6:7-8 “Porque nada trajimos a este mundo, y nada podemos llevarnos. Así que, si tenemos ropa y comida, contentémonos con eso”.

   La recomendación es que no dependamos mucho de las cosas materiales, utilicémoslas como algo complementario a nuestra vida y más bien pongamos nuestra confianza total en Dios y escucharemos la voz de Jesucristo que nos dice en Mateo 6:19-20 “No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban. Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben.”