domingo, 20 de mayo de 2018

Cordero de Dios


   Es increíble escuchar que Dios tiene un Cordero y que ese Cordero es Jesucristo nuestro Señor, que como hijo de Dios se ofrece en sacrificio por la redención del mundo, es por ello que cuando Jesús antes de ser bautizado, San Juan Bautista exclama: <<He aquí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo>> (Juan 1,29).

   Pero este Cordero viene a ser el más perfecto y último del sacrificio que se ofrece dócilmente por nosotros, llamándome la atención la inocencia muy particular en su rostro como que no supiera lo que le va pasar pero que acepta el castigo aunque físicamente estuviera más allá de sus capacidades para soportarlo aún así se ofrece por nosotros los pecadores.

   Dios nos ofrece la salvación mediante este Cordero, como lo hizo con el pueblo judío con la liberación de su esclavitud bajo el yugo del Imperio Egipcio, que a través del cordero Pascual y pintando las entradas de sus casas con la sangre del Cordero se salvaron de la aniquilación del Ángel de la muerte e igualmente con el Cordero de Dios mediante su preciosísima sangre nos libera de la esclavitud del pecado actualmente.

   Ante Dios, todos somos pecadores y nadie es justo ante su presencia, el único medio de reconciliación ante Él, es el Cordero sin mancha y sin contaminación que se ofrece en la Cruz como medio de expiación por nuestros pecados y el pago del castigo por todas nuestras culpas, logrando que alcancemos la vida eterna gracias a Jesucristo pero sólo si creemos en Él. Finalmente digamos: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo ¡Ten piedad de nosotros!

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