sábado, 3 de noviembre de 2018

El pensamiento eufórico


   Este tipo de pensamiento sucede raras veces, cuando tienes cierta dificultad para realizar una tarea pero luego logras vencer los obstáculos que se presentan y sales airoso generando una sensación de bienestar en tu pensamiento, por ejemplo: Cuando no tienes la habilidad de hablar en público pero lo haces, crea en ti una satisfacción, generando cierta euforia que hace trabajar al cerebro para recordar continuamente a través de imágenes que se repiten una y otra vez de los hechos de bienestar sucedidos.

   Pero si observamos, todo esto sucede en nuestra loca cabeza donde la euforia que sentimos no se ve reflejada en otras personas, lo que fue un hecho extraordinario para nosotros, en los demás fue simplemente un hecho normal que no vieron aquel esfuerzo que fue significativo. Analicemos que a nivel físico esta sensación eufórica genera una cierta agitación en nuestro corazón, como respirar de manera entrecortada y rápida, lo que ocasiona un leve dolor de cabeza sin entender porque pasamos por estos estados tan extraños.

   A nivel emocional este tipo de sensaciones crea estados péndulo, entre alegría y tristeza, como sentirse algo superior a los demás por tener alguna ventaja particular en haber superado los obstáculos, sintiéndose uno muy alegre, pero cuando pasa este hecho aislado uno comienza sentirse triste porque ese triunfo se convierte en noticia de ayer generando una especie de decepción de uno mismo por no mantener ese éxito de manera permanente y recurriendo a caer en un ciclo repetitivo de pensamiento eufórico.

   Solamente queda sentirse tranquilo para no caer en esa confusión e incertidumbre de la mente, pidiendo a Dios para que ponga orden en nuestros pensamientos, eduque nuestra inteligencia con buenas inspiraciones que sean provecho para el alma, que sane nuestras heridas emocionales y nuestro ego se humille ante su presencia, liberándonos del pensamiento eufórico diciéndole: Dios mío, sana todo nuestro interior para que nuestros pensamiento sean siempre tuyos y no nuestros, para que en los momentos difíciles nuestros pensamientos se refugien en tu Sagrado Corazón por siempre.

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