martes, 19 de diciembre de 2017

El Juicio particular


   En algunas Iglesias Católicas existe la veneración a la imagen del Cristo de la Justicia, el cual mucha gente va a solicitarle ayuda por alguna necesidad personal, también le rezan para que se haga justicia por alguna maldad que les han hecho o para enmendar alguna injusticia que han cometido, otras personas rezan por la liberación de presos inocentes entre otros, y lo más conmovedor es ver el sufrimiento de las madres que se arrodillan ante su imagen pidiéndole por los hijos que se encuentran en prisión.

   Pero nadie piensa en el juicio particular que todos tendremos después de morir ante la presencia del mismo Justo Juez que nos dará la retribución inmediata por nuestras obras, sean buenas o malas, cuyo destino final puede ser diferente para unos y otros, como ir al cielo o al infierno, o primero tener una purificación antes de ir al cielo, como podemos comprobarlo en la parábola del pobre Lázaro y el rico Epulón (Lc. 16,22). Toda esta situación nos lleva a cuestionarnos ¿cuál será nuestro destino eterno? que viene  a ser la consecuencia de todas las decisiones u omisiones que hicimos en vida.

   Cabe precisar que el juicio particular no es un autojuicio, sino que teniendo frente a Dios uno toma conciencia de su propio pecado ante su presencia, es como mirarnos tal como Dios nos ve, esa dimensión espiritual donde veremos la situación de nuestra alma y que sería una gracia si se diera en vida para que nos enmendemos. A manera de ejemplo, el arrepentirse en vida sería similar como nos relata el cuento navideño de Charles Dickens donde Mr. Scrooge cambia su forma de ser en una navidad fría por la visita de tres espíritus que le muestran sus obras de las navidades del pasado y del presente, que si su comportamiento continúa igual tendría un final fatal.

   Pero ¿qué podemos hacer para revertir esta situación? como nos dice San Juan de la Cruz: “Al atardecer de la vida, seremos examinados en el amor”; por lo tanto sabemos la pregunta que nos hará Dios en el juicio particular: ¿Cuánto amaste de manera incondicional? y le añadiríamos una pregunta más según lo que enseñó Jesús: ¿Cuán manso y humilde fuiste en vida?, estas interrogantes nos ayudarán hacer un examen de conciencia en cualquier momento de nuestra vida, y como en todo juicio busquemos un buen abogado que en este caso sería nuestra abogada la Virgen María, que como sus hijos(as) debemos ponernos siempre en el cruce de sus brazos y en el hueco de su manto.

sábado, 11 de noviembre de 2017

Las actividades ordinarias


   Muchas personas buscan actividades que dejen huella en la vida, que impacten a los demás, que dejen escrito su nombre y apellido en la historia de la humanidad; que dentro de la jerarquía de las necesidades humanas, estaría categorizada como las necesidades de Trascendencia y Auto realización, encontrándose ubicada en la cima de la pirámide de las necesidades definidas por Maslow.

   El deseo de trascendencia todos lo tenemos, el cual no hace distingo de condición social alguna, es una necesidad humana que quiere ganar a la muerte, como decía de manera humorística  el Padre Larrañaga (sacerdote católico): “Hace cien años nadie sabía de mí, dentro de cien años nadie sabrá de mí”, frase que tiene mucho de verdad haciéndonos ver que nuestra existencia es pasajera y que navegamos en un "océano de infinitos finitos".

   Por lo tanto, ese deseo de hacer actividades extraordinarias lo llevamos en la sangre pero en la mayoría de veces nos sentimos defraudados con nosotros mismos porque no sabemos qué actividades debemos realizar quedando varados y de manera pasiva en el mar de las incertidumbres; buscando algún viento que nos impulse a emprender un viaje inolvidable y que impacte totalmente a nuestro alrededor.

   Pero ¿qué hay de las actividades ordinarias? aquellas labores domésticas que a veces no le damos la importancia debida como: limpiar tu habitación, barrer el patio de la casa, regar las plantas, alimentar los animales entre otros; estas actividades ordinarias que el mismo Dios de manera misteriosa se regocija por lo que hacemos, como si valorara las cosas sencillas de la vida, convirtiendo el alma estática en almas dinámicas que hacen frente al mal.

   Finalmente, estas actividades ordinarias se convierten en melodías extraordinarias que entonan la alegría de la vida diaria, alejando el frío de la fama y la soledad que produce la opulencia mundana; donde Dios se abaja para liberarnos del aislamiento y del desamparo, convirtiendo nuestras actividades ordinarias en labores de santidad llenas de amor para el mundo entero a través de Cristo Jesús.    

   A continuación se comparte una pequeña oración para ser rezada en tus tiempos libres a nuestro Dios Misericordioso:

Señor mi Dios, que tu iluminar guíe mi SER,
para realizar las actividades ordinarias
que TÚ deseas que lleve a cabo,
salvándome de la impotencia de
transformar las buenas ideas en acciones.

Ayúdame a buscar en mi debilidad
aquello que trascienda la tristeza y el quebranto,
Ayúdame a crecer en capacidad de decisión,
Ayúdame a colocarme fuera del cerco de las
ansiedades y depresiones,
Ayúdame a evitar el miedo.

Mi Cristo, haz que aprenda a ser UNO contigo
en la soledad del sentido y del sin sentido,
haciendo que mis actividades ordinarias
se conviertan en labores de santidad,
para mostrar mi amor por TI al mundo entero.

Amén

viernes, 27 de octubre de 2017

El ataque de los pensamientos autodestructivos


   Los pensamientos autodestructivos se presentan en nuestra vida mediante escenarios adversos, por mencionar un ejemplo: estás tranquilo haciendo tu trabajo y alguien comienza a criticarte con mala intención y tu reaccionas increpando tal crítica, pero ahí no termina sino que en tu pensamiento se repite mediante la imaginación dicha escena negativa que va envenenando la mente cada vez que se recuerda.

   Este ataque de pensamientos actúan como un arma que daña el alma y la deja adolorida, como si hubiera sido acuchillada por cada pensamiento negativo consentido de cualquier índole; como una película de cosas fatalistas que bombardea la mente de la “víctima”  y que muchas veces lo permite por propia elección generando un estado de guerra interna.

   Por eso observamos a veces reacciones desproporcionadas de personas que en un momento dado actúan con ira atacando a personas que se cruzan por su camino y que pueden llegar al extremo de ocasionar la muerte a los demás, ante estos hechos vemos la vulnerabilidad y fragilidad de una sociedad cuya reflexión es casi nula por el poco tiempo que dedican a desarrollar valores y virtudes que guíen sus vidas dejándose llevar más bien por un ensimismamiento fatalista.

   La mejor manera de combatir estos pensamientos es ponerlo en las manos de Dios, ofreciéndole por cada pensamiento negativo tenido al Cristo del gran Poder, Él ha sabido sobrellevar nuestras penurias en su Santísima Pasión, cada pensamiento autodestructivo nuestro Él lo recibe en el dolor de su corona de espinas con mucho amor mostrándonos su Divina Misericordia desde la Cruz; amemos a Jesús de todo corazón porque de esta manera nuestros pensamientos se convertirán en Salmos de amor y misericordia.

   Finalmente, se comparte a continuación la oración que puede ayudar en los momentos de ataques de pensamiento:

Señor Dios mío, ayúdame en estos momentos,
para tener claridad en mis pensamientos,
a utilizar mi imaginación para el bien,
a tener sueños, propósito y pasión;
a tomar decisiones con buen criterio,
a tener motivaciones que me lleven a la acción,
a eliminar las preocupaciones,
a disminuir mis quejas,
a conquistarme a mí mismo,
a planificar mi vida personal,
a tener un plan de prioridades,
a tener una voluntad sólida,
a eliminar las frases: "lo intentaré" o "algún día";
a aumentar mis capacidades naturales,
a programar mi mente con metas e instrucciones,
a sobresalir más que la media
y alejarme de mi zona de confort;
a centrarme en el Para qué y no en el Qué o Cómo,
a tener la capacidad de escribir mis metas,
a tener una dirección dónde avanzar,
y amar siempre a Cristo con toda mi mente, alma y corazón.

Amén

sábado, 7 de octubre de 2017

Entre la ruta saludable y la ruta de la salvación



   La ruta saludable ¿qué significado tiene? es acaso el camino que te lleva a una salud plena, tal vez el consejo de un buen nutricionista para tener una buena alimentación, también un buen entrenamiento físico de algún personal trainner para estar en forma o en general tener una vida libre de enfermedades.

   Para la gran mayoría de personas  en esta vida se preocupan por tener una buena salud en un ciento por ciento, algunos entrenan en gimnasios, otros llevan un régimen alimentario estricto, un grupo sale a correr todas las mañanas, pero pocos luchan por la “salud del alma” en esa ruta poco conocida llamada la ruta de salvación.

   Esta ruta es aquel camino estrecho que menciona la Biblia y a la vez que pocos se atreven a transitarlo porque se hace muy incierto cuando estamos alejados de Dios, pero no hay otro, es el camino del “ven y sígueme” que nos exhorta Jesús, llamándonos a tomar una decisión en el AHORA y no después que será demasiado tarde.

   Cristo nos envía una conductora por excelencia en esa ruta de salvación, que es la Virgen María invitándonos a ser nuestra guía materna, ella está pendiente de nuestra salvación y sólo desea conducirnos a su hijo Jesús, como en las bodas de Canaán ella nos dice: “Haced lo que Él os dice”, frase que sigue vigente en estos tiempos que necesitamos de la presencia de Dios.

   Ambas rutas son buenas pero la más saludable e importante es ¡la ruta de salvación! que es el camino de la penitencia donde cargamos nuestra Cruz con Cristo, donde nuestra madre la Virgen María nos ilumina a la vera del camino para no tropezar, diciéndonos amorosamente para asombro nuestro: “Que la razón de la existencia de Dios somos nosotros”.

domingo, 24 de septiembre de 2017

El Fotógrafo espiritual


   El fin de semana visité una exposición de fotografía internacional muy interesante y aproveché en participar a las charlas de los conferencistas invitados, que me dieron luces para entender este arte tan poco conocido para muchos que no entendemos el arte fotográfico.

   Uno de los temas que llamó mi atención fue el término que mencionó el conferencista “observador activo” que es cuando el fotógrafo capta la escena de un momento y la congela en una fotografía; por ejemplo, toma fotos a un grupo de personas y luego al revelar la fotografía se observa a las diferentes personas con sus diversas expresiones fijas en el tiempo.

   Pero más que observar la fotografía es saber interpretarla, tratando de entender el concepto que se quiere mostrar al espectador, como sintiendo esas emociones que trasmiten las escenas de un momento dado, por ejemplo la tristeza de una persona que camina en la noche nos podría transmitir su soledad.

   Esta situación me lleva hacer una reflexión en el ámbito espiritual con la siguiente pregunta ¿se podría  fotografiar la situación del alma en un momento dado? obviamente la respuesta sería "No" porque solo la cámara capta la materia física, pero  haciendo una analogía sí podríamos saberlo  mediante un acto de contricción muy profundo que nos permita “fotear el alma” y entender la situación de la misma.

   Así como el buen fotógrafo logra captar las escenas y emociones de un momento dado, imagínense un Dios que nos capta las infinitas escenas de nuestra vida con sus diferentes aristas; qué buena justicia de Dios nos haría al revelar la foto de nuestra alma y verla como Él nos ve en toda su dimensión humana, ¿cómo reaccionaremos? sería la gran interrogante.

   Para bien nuestro, tenemos un Ángel de la Guarda que para definirle una profesión sería nuestro “fotógrafo espiritual”, que en los diversos momentos de nuestra vida nos toma fotos de las cuales seleccionará las más artísticas y bonitas para enseñarle a Dios, mientras las fotos que no nos ayuda mucho para nuestra salvación, mediante reflexiones internas nos la revelará para que reparemos las ofensas cometidas, mejorando nuestra imagen de santidad y sea a semejanza de Dios por toda la eternidad.

miércoles, 30 de agosto de 2017

El Sentido del sin sentido de la vida


   Estar en la situación de no encontrar un sentido concreto en la vida hace que a mucho de nosotros(as) se generen incertidumbres en nuestras vidas, es como caminar sin una brújula que nos lleve a la dirección correcta, temiendo aterrizar  en cualquier lugar que nos lleve al fracaso, donde caes a un abismo y ya no puedes levantarte, sin retorno ni nueva oportunidad final para enmendarlo.

   También no entendemos cuando hay personas que tienen muertes sin sentido, cuando algún joven con la vida por delante y que en un momento de su vida le toca pasar por una una calle donde hay un asalto y una bala perdida termina con su existencia, qué sentido tiene esta muerte tan extraña y que vienen sucediendo en las noticias de hoy y no entendemos su razón de ser.

   En otro escenario, otra persona viene trabajando eficientemente por años en una empresa y por motivos desconocidos cambian la administración de la misma, cuya gerencia toma la decisión de prescindir sus servicios, cómo creen que se sentirá esta persona, tal vez defraudada en ver que todo su esfuerzo se fue como un relámpago y busca venganza asesinando a quienes lo despidieron, qué sentido tiene trabajar toda una vida para terminar de esta manera nos preguntamos.

   Otra persona muy creyente en la religión, conocedora de los mandamientos de la ley, de lo que agrada y desagrada a Dios, que da sus charlas y escribe libros para ayudar a su prójimo, pero en un momento de debilidad se deja llevar por sus gustos y bajos deseos, cayendo en pecados insospechados y que al descubierto de todo su público cae en una depresión que lo lleva al suicidio, qué sentido tuvo esta vida tan devota para perderla en un minuto.

   Estas situaciones nos hace reflexionar y recurrir a algún experto para encontrar respuestas a estas tres vidas que hemos presentado, como una muestra de lo que sucede a muchas otras y que nos puede pasar también a nosotros; pero buscando una fórmula para evitar tal fatalismo y que dé sentido al sin sentido de la vida la encontramos en la Iglesia Católica, que nos enseña que en la vida cotidiana debe haber tres consideraciones importantes y no pueden estar separadas siendo las siguientes: la Oración, el Sacrificio y la Misericordia.

   La Oración es el acto de comunicarse con Dios en todo momento, hablando al Padre nuestro del cielo para alabarlo y pedirle por nuestras necesidades personales; el Sacrificio es el alma de la Oración que ayuda a darle sentido a nuestra vida cuando nos unimos a la pasión de Cristo en la Cruz y finalmente la Misericordia que es la que impulsa al Sacrificio a salir adelante, dándonos el aliento a través del Espíritu Santo que nos otorga la confianza plena en Jesús para luchar por nuestra salvación y vivir en felicidad eterna con Dios.

sábado, 20 de mayo de 2017

La Cruz del desempleo


   El desempleo es un gran flagelo que muchas personas, sean jóvenes o mayores, están sufriendo en estos tiempos de incertidumbre económica, hasta personas que están preparadas académicamente con maestrías y doctorados tienen pocas posibilidades de encontrar un buen trabajo a la altura de sus capacidades.

   Entramos en un dilema donde jóvenes con poca experiencia y adultos con mucha experiencia se convierten en dos extremos del desempleo entre los que están poco calificados por la falta de experiencia y los que están sobre calificados pero son muy “mayores” para el empleo que postulan; y también otros tienen trabajos rotativos ganando sueldos menores al que corresponde a su profesión.

   Esto va generando un desencanto general, al no tener ingresos permanentes hace que muchos agobiados por las deudas retornen a la casa de sus padres que también están desempleados o con pensiones ínfimas. Esta cruz del desempleo que muchos llevamos nos hace cuestionar el sentido de ello, preguntándonos si existe alguien generoso que nos pueda extender la mano con un empleo digno.

   Tal vez ese alguien que buscamos con esperanza sea el mismo Dios, como en la parábola de Mateo 20, donde un propietario bueno salga a nuestro encuentro para ofrecernos un empleo y convenga con nosotros un salario digno, que nos lleva a trabajar a su viña y veamos durante el día que él siga contratando obreros que están parados mucho tiempo, ¡qué grandeza de este propietario!

   Pero nuestra percepción cambia cuando al final del día vemos que el propietario pagó a todos igual, un denario para los que entraron a trabajar al último como los que ingresaron al inicio de la jornada, donde la generosidad que veíamos se convierte en “injusticia”, si antes estábamos desempleados y ahora que estamos con empleo nos quejamos del propietario.

   En ese sentido, surge una respuesta inmediata del propietario según la parábola: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario?" y añadiría un cuestionamiento que a mi parecer serían palabras del mismo Dios: "¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?", para desconcierto nuestro nos damos cuenta de su magnificencia.

   Finalmente, la cruz del desempleo tiene un sentido y es que aprovechemos este tiempo en confiar en la voluntad de Dios, pidiéndole entrar en la viña que Él nos asigne, en el momento que Él lo indique, pero con una actitud de estar disponibles a su llamado, para que cuando consigamos el anhelado empleo le pidamos su bendición, perseverando con buen desempeño hasta el final, sin importar cuánto pagan a los demás, para solo ver su inmensa generosidad e infinita misericordia.

sábado, 21 de enero de 2017

La dependencia a las cosas materiales


   La semana pasada perdí mi celular, no quiero nombrar la marca, pero era un buen smartphone, se convirtió en mi compañero en los momentos de ocio, el cual lo usaba para instalar varias aplicaciones (App’s) dedicándole la mayor parte de mi tiempo a crear videos, gifs, memes, chatear, publicar en redes sociales entre otros.

   Cuando lo perdí, tuve la sensación de vacío, como que había perdido algo valioso, que más por el valor económico era el valor de toda mi información personal almacenada en el dispositivo, como que una parte de mi vida se fue en el celular y me di cuenta que había generado una dependencia tal vez emocional a un objeto inerte.

   Esta dependencia se convirtió en una relación cómplice con un “amigo” que conoce mis secretos profundos como las fotografías que almacenaba, los audios que grababa, las lecturas de artículos a las que accedía, las llamadas que realizaba, las creatividades que realizaba entre otros, es decir ponía una confianza total en el smartphone.

   Esto me lleva a reflexionar cuan dependientes estamos de las cosas materiales que compramos, siempre queremos llenar algún vacío interno a través de ellos, como menciona en la Santa Biblia Timoteo 6:7-8 “Porque nada trajimos a este mundo, y nada podemos llevarnos. Así que, si tenemos ropa y comida, contentémonos con eso”.

   La recomendación es que no dependamos mucho de las cosas materiales, utilicémoslas como algo complementario a nuestra vida y más bien pongamos nuestra confianza total en Dios y escucharemos la voz de Jesucristo que nos dice en Mateo 6:19-20 “No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban. Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben.”